La columna vertebral es una estructura osteofibrocartilaginosa muy compleja. Cada uno de los elementos que la componen se ensamblan a la perfección y convierten a este eje en un resistente y vigoroso soporte del cuerpo.
La columna tiene incontables funciones, entre las que podemos mencionar:
- es la principal protección de la médula espinal -la que se encarga de transmitir impulsos nerviosos a los nervios raquídeos- recubriéndola por completo.
- es el principal sostén dinámico del tronco.
- le permite al ser humano mantener el equilibrio.
- sirve de soporte para el cráneo.
Las vértebras, componentes óseos de la columna, se superponen entre sí de forma tal que brindan al mismo tiempo flexibilidad y estabilidad. Por su parte, los discos intervertebrales mantienen separados los cuerpos de las vértebras adyacentes, dando lugar a movimientos de balanceo entre ellos y soportando compresiones de los mismos; son excelentes amortiguadores.
Como seguramente sabrás, una columna vertebral sana permite gran variedad de movimientos:
- Flexión
- Extensión
- Lateralización
Existe un movimiento más, un desplazamiento que pocas veces tenemos en cuenta: la torsión o rotación vertebral. Un movimiento en el que las vértebras rotan una sobre la otra. La rotación se realiza en el eje vertical y, dependiendo del segmento de la columna que rote (y del que permanezca fijo), tendrá diferente amplitud de movimiento.
Dentro de la práctica, las posturas (asanas) de Yoga de torsión, son consideradas una verdadera medicina para el cuerpo y la mente.
- La rotación es un movimiento fundamental para conservar la salud de la columna, aliviando dolores de espalda y rigidez en el cuello y los hombros. Los pequeños músculos que regulan la posición de las vértebras tienden a acortarse a causa del sedentarismo y la falta de variedad en los movimientos. La torsión permite que estos diminutos y recónditos músculos renueven su irrigación sanguínea. Imaginate como si escurrieras un trapo mojado, el agua no tendrá más remedio que salir del paño, que podrá ser nuevamente humedecido.
- Aunque parezca que solamente se estiran y estimulan músculos y articulaciones de la columna y espalda, las torsiones actúan a niveles mucho más profundos. Los órganos abdominales son los grandes beneficiados al realizar este tipo de ejercicios. En muchas variantes de torsión, las vísceras del abdomen se comprimen de diferentes formas, con más o menos presión. Luego del giro, al retornar a la posición de partida, el torrente sanguíneo de los diferentes órganos se ve estimulado, ayudando a activar procesos depurativos. Este tipo de posturas está indicada en casos de dispepsia y estreñimiento.
- El diafragma es un músculo aplanado que separa las cavidades torácica y abdominal. Sus inserciones musculares se dan tanto en las costillas como en las vértebras. El diafragma constituye un blanco fácil en situaciones de estrés, tensándose. Cuando el diafragma se encuentra inconscientemente contraído, la amplitud de la respiración es pequeña y el intercambio gaseoso muy pobre. Pocas posturas trabajan tan intensamente sobre él como las torsiones, aumentando su flexibilidad.
- Los pulmones y el corazón también son vivificados. En este punto, es importante tener en cuenta mantener un flujo de respiración regular y suave, y permitir que los desplazamientos propios de la inhalación y exhalación acompañen a los de la columna. Durante la inhalación la columna se estira y al exhalar profundiza la torsión. De esta manera, armonizamos además la corriente de aire por ambas fosas nasales y mantenemos un movimiento energético parejo.
Estas posturas, en sus formas más profundas, están contraindicadas durante el período menstrual, en casos de presión arterial alta, y lesiones graves de columna vertebral.
Se conoce a las torsiones como las «posturas inteligentes». Nos ayudan a desintoxicarnos, recuperar la energía, equilibrar el vigor en ambos hemisferios cerebrales y cultivar la noción de balance y conciencia del propio mundo interior.
¡No hay excusas para no escurrirse un poco todos los días!